jueves, 10 de abril de 2014

Para toda la vida


Una noche que tendrá miles de interpretaciones. Histórica, recordada cuando pase el tiempo. A lo San Lorenzo, mordiéndonos las uñas, multiplicándose las pulsaciones, la presión en el pecho, la necesidad de agarrar y besarse el escudo, ése grito del alma que clama que nunca te vamos a dejar Ciclón, siempre a tu lado. Una inyección anímica formidable para los jugadores, cuerpo técnico y especialmente a los hinchas, firmes, no dejando de alentar y especialmente no contagiando a los futbolísticos con el resultado esquizofrénico que acaecía en Chile.

San Lorenzo entendió el mensaje que tenía este partido. Mostró intensidad, inteligencia y audacia para animarse a un descolorido Botafogo, con curva descendente en el rendimiento pero rival brasileño y, como marca la historia, siempre de temer. Esas presunciones quedaron de lado. Lo neutralizó y a su vez pulverizó cualquier atisbo de resistencia. Se concadenaron altísimos rendimientos individuales (Mercier, Piatti, Correa, Buffarini, Más, Valdés) en un contexto de conjunto que no titubeó en ningún momento. La prioridad era vencer en el Pedro Bidegaín. Al objetivo se llegó con fútbol y carácter. Detrás de los festejos, profundos y sentidos, debemos contemplar esta realidad auspiciosa que debe seguir profundizándose.

Luego de una noche agitada, traté, intenté basarme en la psicología para comprender a Ignacio Piatti. Debe existir algo más que el discurso futbolístico en pos de entender al 28 azulgrana. No llegué a ninguna conclusión concreta, para serle sinceros. Indiferente en el trayecto del Grupo 2, en la última estación, con Romagnoli suspendido, pidió las llaves del auto y lo condujo a buen destino. En la premura, en el desorden emocional, como pasó aquella jornada en Rafaela, Piatti como Moíses, en una analogía religiosa, llevó al pueblo azulgrana a obtener los pasajes a octavos de final.

Fantásticos los primeros 45 minutos de Correa. Varios brasileños quedaron pagando al principio y después ya empezaron a temer. El rosarino pasó a una nueva etapa en su carrera: los rivales no quieren pasar el ridículo ante él. Nunca dejemos de lado que Ángel apenas tiene 19 años y en todas las paradas bravas jamás se ausentó. Como dirían los españoles, flor de cojones hay que tener. Correa carga desprejuicio en sus genes. Ama jugar al fútbol, en un picado o un estadio de primer nivel. Sólo depende de él.

Mercier omnipresente, siendo el líder del equipo. Fino en el anticipo, comandó el inicio de los propósitos ofensivos, haciendo tándem con Ortigoza. De un lado para el otro, la pelota estuvo en buenos pies, siempre al mejor disponible. Una grata revelación fue Carlos Valdés, un verdadero patrón en la defensa. Criticado en esta columna tras su desacertado partido ante All Boys, el colombiano mostró una cara totalmente disímil y remendó varios errores de Gentiletti, el más flojo de la defensa, especialmente en cometer faltas absurdas con el rival de espaldas. El ex Gimnasia no comprende que la posibilidad de daño del rival estando en un ángulo opuesto al arco propio resulta ínfima. Una pelota parada, no. Excelente Más, uno de los mejores encuentros desde que llegó a Boedo. Buffarini continúa rindiendo en forma óptima. Torrico, en la única que tuvo, salvó de modo magistral.

En lo personal, el empate más incidentes y suspensiones traídos desde Ecuador me plasmó el interrogante sobre si San Lorenzo debía seguir confiando en la Copa Libertadores. Consideré en aquél momento que el contexto del torneo local le brindaba mayores posibilidades de crecimiento. Esto antes del milagro de Unión Española en Brasil, digno de las mejores salas del Vaticano que otorgó una posibilidad más. El plantel tomó el guante y juramentó dar lo mejor en la última fecha. Se dependía de otro resultado, llegaba, no llegaba, volvía a llegar y se iba a los minutos, la clasificación pedía otro gol más y llegó el grito sagrado de Piatti, a coro con 4 millones de hinchas.

Abrazarse con desconocidos, aguantar esos minutos eternos para la culminación en Chile, la respiración entrecortada, la vida que se resume en caras, momentos, la pasión de los que estamos, aquellos que nos contagiaron el más lindo de todos los virus y ya no están. Momentos que nos llevamos directo al corazón, eternos, que nos convierten en distintos. Salud, Ciclón. Y por más.
Por Adrián Pertoldi

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