lunes, 8 de julio de 2013

Migliore: "Sigo en contacto con la Sub Comisión del Hincha porque tengo que pagar mis metros cuadrados para la Vuelta a Boedo.

Pablo Migliore le cuenta a Olé el contraste que sintió tras su debut con título en Croacia, donde recaló luego de pasar 40 días en la cárcel. Y le apunta a la CD del Ciclón.

El héroe del Dínamo camina por un supermercado de Zagreb mientras habla con Olé . Un día después de su debut con el buzo flúo, en el clásico ante Hadjuk Split, que definió atajando un penal con matices de los que acostumbraba en la Argentina, aguijoneando al shoteador, vaya uno a saber en qué idioma. “Hablarles a los pateadores funciona en todos lados... Uno tiene que manejar la situación con la mente. El área es mía. Había que ganar, acá es como el Boca-River. La gente te lo hacía notar, eh. Y, el tipo al que le atajé el penal, me habrá entendido, ja”, cuenta, con su estilo.

Esa parla jovial, distendida, que suele ofrecer, se ensombrece cuando retrocede en el tiempo, cuando sobrevuela aquellos 40 días en el penal de Ezeiza, acusado de encubrir a Maxi Mazzaro, barra de Boca, prófugo en una causa por homicidio; hecho que lo alejó de la familia, lo eyectó del arco y la cinta de capitán del Ciclón, que lo conminó al exilio en Croacia que, al fin, comenzó con noticias gratas. El contraste de sentimientos brota, natural. “Voy a decir la verdad, no soy bueno para mentir. Cuando terminó el partido, mientras todos festejaban, me agarró una angustia muy fuerte. Me encerré en el baño y se me caían las lágrimas, me puse a llorar. Se me cruzó por la cabeza lo que me pasó en los últimos tres meses, muchos cambios juntos en mi vida. Traté de desahogarme. Hace mucho que no lloraba”, se abre.

-Arrancar así esta aventura también debe de suponer un alivio.

-Es un agradecimiento a esta gente que me dio la posibilidad de venir a trabajar a Croacia después de lo que me pasó. Por eso tengo que esforzarme, aprender el idioma. Y me pone contento por la gente que me quiere, mi familia, que por suerte en estos días ya va a estar por acá; ahora estoy solo. Yo soy como el caballo del botellero: me tapan los ojos y voy para adelante.

-¿Recibiste algún llamado especial después de lograr el título? -Recibí mensajes de texto, mucha gente no tiene mi teléfono de Croacia. Algunos mensajes fueron de los pibes de San Lorenzo. Todos los días me levanto y leo Olé para ver las noticias de mi club. Me felicitaron Buffa, Stracqualursi... Los extraño, aunque sé que hoy mi presente está en Croacia y tengo que mentalizarme así, dejar de lado lo que me pasó. Pero te digo: hoy me llama San Lorenzo y voy gratis, aunque sé que no va a pasar con esta dirigencia... Bueno, la gente sabe que sólo le tiene que importar lo que hice en la cancha.

El tema de su salida de San Lorenzo llega solo, lo traen las respuestas en la charla. La CD entendió que su situación judicial lesionó la imagen del CASLA y negoció una rescisión. Y, aunque en las declaraciones preliminares fue diplomático, al Loco no le cerró y hoy elige vociferarlo.

-¿Seguís dolido por no seguir en San Lorenzo? -Nunca voy a estar de acuerdo con la decisión; dolor no siento, porque sé que voy a volver. La voy a romper, y cuando la rompa acá, voy a volver a mi club, pero cuando ya no esté esta dirigencia. Que te digan que te quieren y, ante una desgracia, que te suelten la mano, es una defraudación (sic). No me llamaron en mi peor momento. Acá hay cosas que la gente no sabe.

-¿Como qué? -Me pedían que declarara que me quisieron retener, y nunca se preocuparon. A la distancia lo digo, y si tengo que decírselo en la cara a los dirigentes, también lo hago.
-¿Pero a la distancia no hacés una autocrítica? Si no te pasaba lo que te pasó, te quedabas.

-Lo que me pasó lo sabe todo el mundo. Y sólo yo sé lo que sentí y va a quedar conmigo para toda la vida. Pero todo esto me ha generado mucha bronca.
-En el Ciclón contrataron a dos arqueros, Alvarez y Torrico, para reemplazarte. ¿Cómo los ves? -Muy bien, porque son dos muy buenos arqueros. Y Juan (Pizzi) habrá dado el visto bueno, él sabe.

-Hablás bien de Pizzi, ¿él no te defraudó? -Nooo, todo lo contrario. Desde el minuto cero estuvo conmigo, sigue estándolo. Yo, cada vez que lo necesite, voy a estar para él. Siempre fue solidario, nunca le vi una mala actitud. Ojalá le vaya bien y, si San Lorenzo está por salir campeón y estoy en el país, olvídate que me verán en la cancha para festejar. Y sigo en contacto con la Sub Comisión del Hincha porque tengo que pagar mis metros cuadrados para la Vuelta a Boedo.

-Mientras, en Croacia, arrancaste derecho.

-La vida no es fácil pero me tengo que adaptar. Voy al club caminando: vivo a cinco cuadras. Y vuelvo a mi casa, ando poco. Y como en un restaurant donde me conocen, me hacen comida argentina; me siento y me traen. Carne con fritas, hasta flan con dulce de leche. Hay un pibe argentino, Ibáñez, él me traduce con el técnico, que habla un poco italiano, y nos entendemos. Me tengo que sacrificar por mis hijos, aunque llore en un vestuario tras salir campeón.

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