Después del encuentro con Independiente del Valle por la Copa Libertadores, el clásico contra River era el partido que ningún jugador se quería perder: la motivación los hizo seguir en cancha pero el desgaste se hizo sentir.
Un arma de doble filo empuñaron algunos jugadores de San Lorenzo cuando pidieron titularidad para el partido contra River después del compromiso copero del jueves. Es que la motivación y las ganas de seguir en cancha no se tradujeron en una continuidad de buen rendimiento e hicieron que el equipo se golpee, por primera vez, con el desgaste físico.
No hay manera de asegurar que una mayor cantidad de variantes le hubiera dado la victoria al Ciclón en el Monumental, como tampoco se puede afirmar que el cansancio haya sido el único factor que lo llevó a la derrota. Pero, de todas maneras, fueron los propios protagonistas los que pusieron esto en evidencia: Leandro Romagnoli deslizando un reclamo hacia sus propios compañeros, en el que pidió ser más inteligentes y dejarle lugar a los de atrás cuando el físico no responde, y Edgardo Bauza anunciando para los próximos partidos una rotación más pronunciada.
Para tener éxito en este semestre, San Lorenzo deberá lidiar, de manera excluyente, con una agenda cargada de partidos que lo obliga a jugar dos veces por semana. Lo visto hoy en el clásico debe ser tomado al menos como un llamado de atención, que servirá para afinar el criterio de Bauza a la hora de alinear al equipo, más allá del foco que se pueda poner en cuestiones tácticas o de cómo plantear cada juego.







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