1 de la madrugada y estaba lleno. |
Cuando te alejabas un poco de la concentración de gente, y caminabas por las calles aledañas al futuro predio (que sí, incluye un estadio multipropósito) te sorprendías por cómo el barrio cambiaba su paisaje. Y no sólo por ver mucha gente de noche en un sitio que hace 33 años no se la ve, sino por cómo los comercios se regocijaban de clientes que jamás tuvieron ni tendrán si no está ahí San Lorenzo.
Sabido es que esa zona, Boedo Sur,
jamás creció inmobiliariamente tras la partida del Ciclón (la única
construcción grande fue cuando estaba San Lorenzo, que son las torres de
Inclan, por cierto una edificación mala para quienes conocen del rubro)
ni tampoco comercialmente, porque sólo el hipermercado -que aniquiló a
todos- tuvo su rédito, a costa de traer inseguridad en la zona y nulas
inversiones para explotar el barrio.
Anoche, la heladería “Capri” de
avenida La Plata y Balbastro, acostumbrado a la tranquilidad de la noche
y la venta pasajera, no previó el fenómeno San Lorenzo y, únicamente su
encargado se hizo cargo de la incensaste demanda. Colas y colas de
hinchas para tomar un helado. No es descabellado pensar que esta firma
haya facturado lo mismo o más que alguna coqueta y de renombre de
Belgrano, Palermo o Barrio Norte.
Ante el heladero, me presenté como
periodista de San Lorenzo. Le consulté, en medio de la gran cantidad de
clientes, si era el día que más había vendido en el año. Con gesto de
preocupación y desborde, me dio la mejor respuesta: "En este momento no puedo, ¿te parece hablarlo otro día?".
La pizzería lindante también era una locura de gente. Los pizzeros reconocieron que se quedaron sin masa ni harina. La parrilla, frente a la sede de avenida La Plata, es común verla con pocos comensales durante la noche. Ayer hasta las mesas en las veredas y con gente esperando
para comer eran postales que sorprendían hasta los propios mozos. Y ni
hablar de los kioscos que, acostumbrados a las rejas por la reinante
inseguridad de la zona, expendieron golosinas, bebidas y comestibles más
que cualquier día.
Todos los comercios extendieron sus
horarios habituales y pedían que no termine la noche. Pensar que algunos
aún insisten en esa ridiculez de que un club social y deportivo, con un
estadio, sería un problema para el barrio. Por eso barrio River es
barato. Por eso cerca de las canchas de Ferro y Argentinos las
propiedades están en liquidación. Los anti vueltas y operetas no pueden
mentir ante la realidad. Aunque los más acérrimos dirán que la gente
tomó mucho helado porque hacía calor. No hay peor ciego que el que no
quiere ver.
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