En el espiral de agitación pudo haberse visto cualquier camiseta. Fue el partido que todos jugaron. Nadie se mantuvo afuera. Quilmes y San Lorenzo
quedaron frente a frente, pero en algún claroscuro parecieron haberse
anotado los colores de Independiente. En el área, según la conveniencia,
asomó el duende de Argentinos. Cerca del córner, donde la penumbra se
volvió más intensa, respiró la esperanza de San Martín, de San Juan. Una
mirada felina se encendió en Unión cuando la pelota más barro salpicó.
Ni Atlético de Rafaela, con algo más de aire puro en su atmósfera,
resistió la tentación: corrió a la par de quién sabe... La lucha por la
permanencia genera forcejeos y apretujones. Se avanza como se puede. A
veces, de prepo. Salvarse es la cuestión. Cada uno quiere pasar primero
hasta que, invariablemente, se chocan. El alivio de unos siempre se
volverá la inquietud de otros.
San Lorenzo les dio ánimo a los demás, sobre todo a Independiente, que ya no sabe con quién compararse en la lucha por la permanencia
. Tan enredado está el asunto que con un triunfo Quilmes habría
superado a San Lorenzo y Argentinos en los promedios. Tan loco y parejo
es el fútbol argentino que, al final, el Ciclón se impuso por 2-1 y, por
ahora, se clasifica para la Copa Sudamericana. Cualquier cosa puede
pasar.
Al principio, uno, el equipo del Sur, se movió con
decisión, despierto y consciente de las grandes oportunidades que se le
abrieron a partir de los defectos ajenos. Otro, el Ciclón, pareció
despreocupado, como si no hubiera notado que una seguidilla de malos
resultados podría ponerlo otra vez en la zona más caliente del descenso.
Todo cambiaría de carril con el zigzagueo de aquellos que se juegan
cosas grandes. De los que parecen seguros, titubean y terminan con los
párpados hinchados.
El partido empezó a moldearse con el oportunismo de
Elizari, vaya paradoja, ex jugador de Independiente (igual que
Mansilla), que aprovechó un rebote en Cetto tras un cabezazo de Cobo. El
mediocampista encontró la pelota dentro del área y no falló. El partido
había sido parejo, con un leve dominio de los locales pese al empuje de
San Lorenzo en el comienzo. Y a partir de entonces se acentuaron las
correctas intenciones de los cerveceros.
LaNación
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