lunes, 25 de marzo de 2013

Un ídolo de 10


En plena etapa final de su recuperación, Leandro Romagnoli se prestó para sacarse fotos con los hinchas en pleno corazón de Boedo. "Lo de la gente es espectacular", dijo. Ah, en un mes, espera estar de vuelta en las canchas... Te esperamos, Pipi. 

Pasan los días y San Lorenzo lo extraña. Pasan los días y Pizzi busca con Alan Ruiz, Piatti o algún otro, tapar ese vació que dejó su ausencia... Pasan los días y su regreso a las canchas, su lugar en el mundo, está cada vez más cerca. Leandro Romagnoli es irremplazable. Con la pelota en los pies habrá otros jugadores que puedan hacer que su falta no sea tan grande, pero lo que él transmite es imposible de imitar.

Para los hinchas, el Pipi es intocable. Es aquel que siente los colores como los que se quedan disfónicos en las tribunas cada fin de semana, es ese que entendió que a veces no alcazaba sólo con jugar bien y cuando las papas más quemaban hasta los líricos tenían que embarrarse. El Pipi es el mismo que, sabiendo que la rodilla otra vez le había jugado una mala pasada, se quedó en la cancha para no dejar a su equipo en desventaja.


 Por todo esto, no llama la atención que los hinchas se desvivan por él. Que sólo el anuncio de su presencia vía redes sociales en el local de Más Que Una Pasión (+Q1P), en pleno corazón de Boedo, baste para que haya gente que arranque la cola cinco horas antes del momento pautado para su llegada o que una madre llore con el mismo énfasis que su propio hijo luego de haber cumplido el sueño de sacarse una foto con el ídolo.

Fueron más de 700 las personas que se acercaron a la galería de San Juan y Boedo para verlo, fueron casi dos horas las que el Pipi se bancó sentadito recibiendo el relámpago del flash casi constante. “Estas demostraciones de cariño que me da la gente son espectaculares, ¿Cómo no voy a venir?”, le dijo a PSL, único medio presente, antes de retirarse del meeting con los hinchas.

Encima, como para que la emoción sea aún mayor, ya queda poco para verlo otra vez sobre la hierba, donde más emociona. “En un mes, más o menos, ya voy a poder estar a disposición de Juan (Pizzi) para jugar. Arrancaré con pocos minutos y para el otro torneo después de la pretemporada, ya quiero estar diez puntos”, el mismo se ilusionó... Mientras, los cuervos, así pasen varios meses sin verlo jugar, se desesperan por tocarlo, abrazarlo y conseguir un autógrafo. El demora su partida y se presta. Sí, es un ídolo de 10.
 
Diego Paulich
dpaulich@perfilsanlorencista.com.ar


0 comentarios:

Publicar un comentario