En plena etapa final de su recuperación, Leandro Romagnoli se prestó
para sacarse fotos con los hinchas en pleno corazón de Boedo. "Lo de la
gente es espectacular", dijo. Ah, en un mes, espera estar de vuelta en
las canchas... Te esperamos, Pipi.
Pasan los días y San Lorenzo lo extraña. Pasan los días y
Pizzi busca con Alan Ruiz, Piatti o algún otro, tapar ese vació que dejó
su ausencia... Pasan los días y su regreso a las canchas, su lugar en
el mundo, está cada vez más cerca. Leandro Romagnoli es irremplazable.
Con la pelota en los pies habrá otros jugadores que puedan hacer que su
falta no sea tan grande, pero lo que él transmite es imposible de
imitar.
Para los hinchas, el Pipi es intocable. Es aquel que siente los
colores como los que se quedan disfónicos en las tribunas cada fin de
semana, es ese que entendió que a veces no alcazaba sólo con jugar bien y
cuando las papas más quemaban hasta los líricos tenían que embarrarse.
El Pipi es el mismo que, sabiendo que la rodilla otra vez le había
jugado una mala pasada, se quedó en la cancha para no dejar a su equipo
en desventaja.
Por todo esto, no llama la atención que los hinchas se desvivan por
él. Que sólo el anuncio de su presencia vía redes sociales en el local
de Más Que Una Pasión (+Q1P), en pleno corazón de Boedo, baste para que
haya gente que arranque la cola cinco horas antes del momento pautado
para su llegada o que una madre llore con el mismo énfasis que su propio
hijo luego de haber cumplido el sueño de sacarse una foto con el ídolo.
Fueron más de 700 las personas que se acercaron a la galería de San
Juan y Boedo para verlo, fueron casi dos horas las que el Pipi se bancó
sentadito recibiendo el relámpago del flash casi constante. “Estas
demostraciones de cariño que me da la gente son espectaculares, ¿Cómo no
voy a venir?”, le dijo a PSL, único medio presente, antes de retirarse
del meeting con los hinchas.
Encima, como para que la emoción sea aún mayor, ya queda poco para
verlo otra vez sobre la hierba, donde más emociona. “En un mes, más o
menos, ya voy a poder estar a disposición de Juan (Pizzi) para jugar.
Arrancaré con pocos minutos y para el otro torneo después de la
pretemporada, ya quiero estar diez puntos”, el mismo se ilusionó...
Mientras, los cuervos, así pasen varios meses sin verlo jugar, se
desesperan por tocarlo, abrazarlo y conseguir un autógrafo. El demora su
partida y se presta. Sí, es un ídolo de 10.
Diego Paulich
dpaulich@perfilsanlorencista.com.ar
0 comentarios:
Publicar un comentario