lunes, 17 de junio de 2013

LA IMPORTANCIA DE IRSE DE COPAS


Lo dijimos antes y lo repetimos ahora, no es un motivo menor para brindar: San Lorenzo volverá a jugar un torneo internacional tras cuatro años. Aún con chances en la copa Argentina, el semestre que viene Boedo podrá, después de mucho tiempo, poner su cabeza en otra cosa que no sea una calculadora.

Promociones, descensos directos, promedios. Todo parecía ser monotemático en relación con la realidad deportiva de nuestra institución. Pero después de mucho tiempo, la clasificación a la Copa Sudamericana representa un cambio de aire que tiene que impulsarnos no sólo a volver a estar en el primer plano a nivel nacional, sino también a tener protagonismo en ese torneo internacional.

San Lorenzo debe recuperar su memoria y comenzar a transitar por rumbos que lo reconcilien con su inmensidad. Sus metas deben ser definitivamente las consagraciones, y no estar haciendo cuentas.

Claro, usted dirá que no debemos volver a subestimar puntos ni descuidar el torneo local, y tiene razón. No debemos cometer errores del pasado, olvidando lo que nos llevó a estar al borde del precipicio. Pero tampoco debemos dejar pasar esta nueva chance de retomar un destino de grandeza que no debimos perder de vista. Ese prestigio que nos supimos ganar, y que sólo se obtiene a fuerza de triunfos y objetivos logrados.

Usted podrá volver a plantearse si realmente se está en condiciones de conseguir algo importante. Yo creo que se puede, que San Lorenzo tiene con qué. Posee un plantel experimentado, una cantera que después de muchos años está dando frutos, y un cuerpo técnico que -con aciertos y errores- quiere ser protagonista.

Dependerá solo de nosotros no dejar que el tren se aleje nuevamente y volver a ponernos de pie, fundamentalmente valorando lo que hoy tenemos por delante: el pasaporte a Sudamericana. Tampoco hay que olvidarse de la Copa Argentina, en la cual estamos en carrera, y significa para el ganador de la misma, el privilegio de disputar la Copa Libertadores 2014.

Será cuestión de volver a poner la mente en brindar, y para eso nada mejor que agarrar bien fuerte las copas.

Por Pablo Artecona 

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