Para descansar y soñar con la doble corona, el plantel y el profe viajaron a Santa Fe en un charter con 19 plazas. Pizzi, ideólogo, fue en auto. Y metió cinco cambios.
Imagínese un micro con alas. Un larga distancia volador, por caso, también de unos catorce metros de largo y no menos de cuatro de alto. Bien: en esa particular nave viajó ayer por la tarde el plantel de San Lorenzo rumbo a Santa Fe para visitar hoy a Colón. Bah, “el plantel”. Los que se subieron, en realidad, fueron los 18 concentrados y el preparador físico, Alejandro Richino, porque el resto ¡no entraba! Claro, el charter contratado por el CASLA contaba con sólo 19 lugares disponibles para la plantilla azulgrana, por lo que ni el propio entrenador, quien tuvo la idea de recorrer 468 kilómetros vía aérea, compartió vuelo con sus players. Podía haber ido, pero le dejó el asiento al profe.
El DT, que hizo el pedido para que los futbolistas no sufrieran el desgaste del viaje en bus, se fue en su vehículo particular desde Buenos Aires hasta su ciudad, un recorrido que suele hacer en sus días libres, y recién se encontró con sus jugadores en el hotel de la concentración. ¿Los otros integrantes del cuerpo técnico, médicos y asistentes? Fueron en el bondi que llevó al grupo hasta Aeroparque, y su ruta.
De todas formas, ése no fue el único método que adoptó JAP para preservar el físico de sus muchachos. Pizzi, además, dispuso trabajos tácticos por la mañana, en el Bajo, y probó con cinco cambios con respecto a los 11 que el miércoles pasaron a la final de la Copa Argentina. Uno solo es obligado: Mercier por Navarro, quien sufre una sobrecarga en el isquiotibial derecho. Después, show de rotación: Ortigoza por Kalinski, Romagnoli por Elizari, Correa por Ruiz y Verón por Villalba.
“Se movía un poquito porque el avión era chiquito y el día estaba feo, pero llegamos bien, je”, le contó a Olé uno de los players.
El charter (tardó una hora en arribar) le costó al Ciclón alrededor de $30.000 (unos 1.500 pesitos per cápita), pero acercarse a la punta del Inicial, lógico, no tiene precio. Si Boedo gana esta tarde, aterrizará a un punto del líder, Newell’s, al que todavía debe enfrentar en el Marcelo Bielsa. Y la vuelta, con el ánimo por las nubes, esperan, será igual: futbolistas, entrenador y asistentes, por separado, aunque el próximo encuentro sea el sábado, frente a Gimnasia, y en el Nuevo Gasómetro. Antes, igual, harán escala en Santa Fe.
¡Vuele alto, Ciclón!
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