domingo, 1 de septiembre de 2013

Pizzi con champagne

El clásico de esta noche se presenta crujiente y a la piedra; con un sabor brut, casi vintage. El Ciclón llega con la urgencia de romper el molde y la meta de cocinar la masa del rival en el horno. La visita, en cambio, saborea el reencuentro como una deliciosa uva Chardonnay. La mesa está servida: San Lorenzo y River dirimirán sus fuerzas meta Pizzi con champagne.

En la semana, tanto Ramón Angel como Juan Antonio desarrollaron un discurso sostenido en la búsqueda de una mejora, en la prisa por subir escalones en la tabla y en la meta de consolidar una idea global de juego. Sin dramatismo, pero con reflexión. El Pelado admitió que sueña con un River de fútbol champagne. Y Pizzi, en cambio, destacó que las chances del Ciclón están intactas si recalcula el camino a tiempo. Uno apuesta a la Pizzi. El otro, al champagne.

En el plano de las necesidades, el equipo de Juan Antonio y el de Ramón Angel se cruzan en un mismo punto del infinito: sienten un idéntico apremio por ganar. Conviven con el apuro por sumar puntos ante la cantidad que donaron en lo que va del torneo. San Lorenzo llega con tres derrotas consecutivas: River (por la Sudamericana), Argentinos y Quilmes. De hecho, de local, desde aquel 2-0 en el campeonato pasado contra River, sumó cinco derrotas en su cancha en 11 partidos. En Núñez, el torneo Inicial tampoco le ofrendó una cosecha demasiado próspera...

Con sólo cuatro puntos de 12 posibles, River desanda los partidos encima de una montaña rusa futbolística. Ganó uno, empató otro y perdió dos. Demasiado irregular para el gusto, el deseo y el objetivo de su entrenador.

A San Lorenzo le critican su permeabilidad en las pelotas paradas en defensa; aunque Pizzi descomprima y sostenga que se disparó una “psicosis” en torno a ese asunto. En River, el equipo aún no estuvo a la altura de la expectativa que generó con sus movimientos en el mercado de pases. En este contexto, esta tarde (cuatro días antes de eliminarse en la Sudamericana), el Ciclón y el Millonario estarán ante un duelo que generará un punto de inflexión en sus campañas domésticas. El que pierda, acentuará su migraña. Pero el que gane se dará una panzada de Pizzi con champagne.

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