jueves, 20 de marzo de 2014

"Nunca me hubiera imaginado llegar a donde estoy hoy"


Mauro Matos, quien este jueves intentará empujar al Ciclón hacia la clasificación ante Unión Española, cuenta su historia de gritos en las ligas bonaerenses y en el Ascenso: “Nunca imaginé esto”.

"Armas para el pueblo, armas para el pueblo...”, canta Bombita Rodríguez, el Palito Ortega montonero de Diego Capusotto. “Copas para el pueblo”, bien podría plagiar Mauro Matos, quien hoy vive el sueño internacional con San Lorenzo, sin largar los remos que lo depositaron en un equipo grande recién a los 31 pirulos. Es que el delantero centro, que en la noche del jueves intentará empujar al Ciclón hacia la clasificación, cuenta con una historia de sacrificios, de salto particular, distinto al del común de los futbolistas de elite. “Me inicié en Independiente de Castelli. Y jugué simultáneamente en Deportivo Castelli. El sábado en uno y el domingo, en el otro. Y después anduve por Chascomús, por Lezama, por Brandsen... Tuve un paso de un par de meses por Maipú, hasta que se me dio la posibilidad de llegar a J. J. Urquiza, cuando estaba de técnico Mariano de la Fuente, a quien le estoy agradecido por haberme dado esa posibilidad. Así se inició mi carrera profesionalmente”, cuenta su humilde despegue, partiendo de su ciudad. Por eso se siente cómodo con el overol: “Soy un laburante del fútbol”.
-La chance de ser profesional te tocó a los 23, 24 años. ¿Antes trabajabas o estudiabas? -Y, en las ligas por ahí te tiran algo. Y después mis padres, como yo estaba estudiando en La Plata, me mantenían a mí y a mis otros dos hermanos. Fue algo sorpresivo. Yo a los 23, 24 años no pensaba que iba a vivir lo que me toca hoy.
-¿Qué estudiabas? -El profesorado de educación física. Tuve que dejar porque el viaje en micro de La Plata a Loma Hermosa era demasiado largo, y tuve que decidir por una cosa o la otra. Me quedé con el fútbol porque es lo que más me gusta. Y pensaba que cuando fuera más grande iba a tener tiempo para estudiar. En el fútbol te pasan los años y no se puede volver.
-Una apuesta de riesgo.
-Sí, pero tenía bien claro lo que quería. Y también sabía que para estudiar había tiempo. Que esté jugando hoy en día en San Lorenzo no significa que no vaya a estudiar cuando me retire del fútbol. Si sale algo, lo haré. Y si no tendré que seguir trabajando.
-¿Tuviste que laburar mientras estabas en el Ascenso? -No, porque J. J. Urquiza me daba algo de sueldo y mi representante, Héctor Acevedo, me dio una mano muy grande y me ayudó en lo económico. Después pasé a Armenio, de donde tengo muy buenos recuerdos porque hicimos un lindo torneo y llegamos a semifinales con Fernando Ruiz como técnico. Nos superó Los Andes, que después ascendió. Había sido un año muy bueno y ahí fue donde tuve mi primer auto, ¡que me lo compró mi viejo! Tenía 26 años y mi viejo comprándome un auto...
-¿Qué auto era? -Un VW Gol modelo 94. Estaba chocho. Lo tuve dos años y medio hasta que después por suerte lo pude cambiar. Me dio lástima. Todavía lo extraño. Cuando voy al pueblo lo veo. Y sigue andando.
-Hasta que llegó tu despegue en Arsenal.
En Arsenal estuve a mitad de 2008, cuando el técnico era Daniel Garnero. El me dio toda su confianza mientras estuvo. Y traté de hacer las cosas lo mejor posible. A principios de 2010 había llegado Burruchaga, no iba a ser tenido en cuenta y tuve suerte: bajé de categoría y conseguí el ascenso con All Boys seis meses después.
-¿Imaginaste esto cuando te llamaron para venir a jugar a Buenos Aires? -No. Imaginate que a Arsenal llegué a los 26 ó 27 años. Nunca me hubiera imaginado llegar adonde estoy hoy. Pero si uno tiene objetivos y va en busca de ellos con humildad y sacrificio, recorecoge los frutos.
-¿Y cómo te trata San Lorenzo? -Muy bien. Desde el primer día mis compañeros me recibieron bárbaro. Soy bastante tímido, por eso para mí es importante. Por ahí no soy muy dado hasta que agarro confianza. Y después, en el campo, trato de hacer lo que me pide Bauza.
-¿Es por tu personalidad que tampoco se te ve mucho en los medios? -No soy distante. No hago muchas notas porque me pongo muy nervioso. Prefiero mi tranquilidad.
-En la cancha también usás overol.
-No sé, yo trato de hacer lo mejor para el equipo. Si tengo que ir a chocar y meter, lo hago. Si tengo que jugar, trato, pero no soy un dotado, por eso tengo que dejar lo mejor de mí.
-Venís de hacer un gol en Copa ante el rival de hoy. ¿Podés transformarte en un 9 copero? -No, ja. Soy un jugador más que trata de aprovechar el poder jugar una Copa.
-La gente te aplaudió cuando jugaste.
-Me sorprendió, por ahí ve que uno deja todo en la cancha, más allá de que juegue bien, mal o regular.
-¿El parecido físico con Romeo puede influir? -No sé, ja. Pensándolo bien, capaz que las entradas son lo único que tengo parecido a Bernardo.

0 comentarios:

Publicar un comentario