jueves, 10 de abril de 2014

Partido para el infarto

Los latidos no paran... Increíble San Lorenzo, que ganaba 2-0 pero debía meter uno más porque Independiente del Valle estaba 5-4 en Chile. Piatti lo hizo y, tras el 3-0 contra Botafogo, los jugadores esperaron el final del otro partido en la cancha. En octavos, Vélez o Santos.

Para el infarto. Jugó Francisco y hasta Dios. No, en un jueves de paro general, el riesgo fue de otro paro, el cardíaco. Porque resultó una noche de clasificación, pero con un sufrimiento increíble, jugándose el partido en el Gasómetro y también en Chile. Porque ni los dos goles de ventaja le dieron respiro al Ciclón con las noticias que llegaban desde Chile. Independiente del Valle ganaba y lo dejaba afuera, incluso, en un punto de la loca jornada, lo obligaba a convertir dos goles más, a golear al Botafogo, cuando sorpresivamente se acomodó 3-1 ante la U Española.  El epílogo derrochó electricidad: los ecuatorianos ¡ganaban 5-4!, Boedo necesitaba un grito más. Sí, “¡uno más!”, bramaba la platea. Y después de que se lo perdiera Matos, mano a mano, llegó el tanto de Piatti, que aparece en las difíciles, tras peinada del ex All Boys, de villano a héroe. Pero ni ahí hubo paz hasta que llegó el pitazo final en Chile, porque si había más goles...

Desde detrás de la Cordillera llegaban malas noticias por el llamativo triunfo de Independiente y Bauza no podía liquidar

la clasificación. San Lorenzo terminó ganando 3-0 y siguiendo por tele los últimos suspiros en Chile,  donde la bola iba y venía, sin mediocampo ni espacio para el oxígeno. Hasta que llegó el pitazo final y los jugadores celebraron en la mitad de la cancha, abrazados, con clima de hazaña, de título. ¡Cuánto sufrimiento! Es que, una semana atrás, la situación era muy complicada; el CASLA necesitó que Unión Española le diera vida al vencer a Botafogo, y este miércoles el Ciclón superó una parada bravísima: la oportunidad recibida requería un esfuerzo supremo. Y San Lorenzo lo hizo. Buscó el partido con intensidad desde el minuto cero. Encontró la apertura en un remate lejano de Villalba cuando los nervios empezaban a tallar. No paró de lastimar con Correa (clave que haya zafado de la suspensión), la resurrección de Piatti, el sudor de Mercier… Y ya piensa en Octavos.

Esta vez no tuvo ayuda divina, sino que se ayudó a sí mismo con los tres goles que necesitaba. Ahora hace cuentas para saber quién será su rival. ¿Vélez? ¿Santos Laguna, si hoy supera a Arsenal y queda como el mejor equipo de la fase de grupos? ¿Tallará más la peligrosidad extra de Liniers o el desgaste que implica el viaje a México? Primero, a disfrutar del milagro de Nacho, bailando en una Piatti.

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