domingo, 31 de marzo de 2013

La resurrección de Buffa

Julio Buffarini, de inicio irregular en el torneo, casi se queda sin lugar. Desde River, resurgió: “Uno se bajonea, pero sé lo que puedo dar”. Cristiano, el 7 le reza al Papa: “Ojalá nos dé una manito, je”.

Contra River, hace un par de semanas, fue su Domingo de Resurrección, y sí hubo evidencias y testigos. Sobre todo Juan Antonio Pizzi, su supremo, quien creyó que él podía sacarse la cruz que caía sobre su espalda, la de la desconfianza y la irregularidad, y resurgir de sus cenizas. Julio Buffarini volvió a ser el jugador que levantó al San Lorenzo versión Caruso, el que se ganó el corazón de los cuervos y se convirtió en un ícono para las hinchada. El cordobés de 24 años recuperó mucho más que la fe, y mucho tuvo que ver su convicción. “Con Estudiantes ya había vuelto a encontrar el nivel que esperaba, el que me llevó a ser lo que soy, y gracias a Dios pude reafirmarlo ante River y Colón. Además, siento que volví a ser importante para el equipo, y por cómo se juega hoy, si uno hace las cosas mal termina perjudicando a todos”, le cuenta a Olé JB7, quien, parece, fue uno de los primeros en recibir la buena energía de Francisco, el Papa cuervo.

-¿En algún momento dejaste de creer en vos, en tus condiciones? -Uno sabe lo que puede dar, pero cuando las cosas no salen se bajonea un poco, y eso es lo peor que te puede pasar. Yo sentía que dejaba todo en la cancha, pero estaba falto de confianza. Y, para colmo, no se nos estaban dando los resultados y eso te tira un poco para abajo. Tenemos un plantel muy rico, con muy buenos jugadores, y si estamos finos, podemos pelear los objetivos que nos planteamos.

-Antes de enfrentar a River se rumoreó que el técnico pensaba en sacarte, y justo tuviste una gran tarde. ¿Sentías que era la última chance? -No, porque Juan no me había manifestado eso. Uno tiene que rendir siempre, más allá de lo que se diga y del rival que esté enfrente. Igual, me vino bárbaro ese despegue para levantar el nivel. Era el tiempo justo para hacerlo. Para colmo, apenas llegué al club fui de menor a mayor, y hay que esforzarse y trabajar para continuar por esa línea.

-¿Empezó a verse la manito de Francisco? -Puede ser, ¿no? La verdad es que tratábamos de aislarnos de todo lo que había pasado con su asunción, pero era muy difícil. Todo el tiempo nos preguntaban o hacíamos chistes entre nosotros, en la concentración y en la práctica. Ojalá nos dé una ayudita, je.

-Debés ser el tipo más religioso del plantel. Personalmente, ¿creés que su energía puede influir, al menos en el ánimo? -No sé si en los jugadores, pero sí en el de la gente, que estuvo muy prendida al tema y sintió orgullo de que el Papa sea hincha del club. Nosotros teníamos que ganar por nosotros, pero también para que la gente siga con los festejos y, de paso, darle una alegría al Papa. Pero, igual, los que entramos a la cancha somos nosotros. Y si vos hacés las cosas mal, no hay quién te salve.

-Bueno, pero en Santa Fe ganaron jugando mal, con un jugador menos, y un gol en contra ¡con la mano! No es habitual.

-Sí, pero son cosas del fútbol. Tuvimos fortuna, pero también hicimos un desgaste importante para estar siempre en partido y, después, para defender la ventaja que teníamos. De todas maneras, sabemos que hay que mejorar.

-La camiseta alusiva no la cambió casi nadie.

-Sí, es verdad. A mí me la pidió mucha gente, pero les pedí que me aguantaran, que esa me la quería quedar. Así que ya la guardé con la de otros clubes. Va a quedar en la historia.

-¿Es cierto que Pizzi les dijo que disfrutaran de la asunción de Francisco, pero que en el fútbol no existían los milagros? -Sí, Pizzi nos dijo eso, pero nosotros también éramos conscientes de que era imposible que hubiese un milagro en el partido, más allá de si uno es creyente o no. Eso no existe. Acá tenés que salir a ganar, y ganar. Después, pueden hablarse un montón de cosas, pero son las reglas del juego.

-Lástima que el clima de paz se rompió con la exclusión de Aguiar, ¿cómo tomaste la noticia?

-Son muy respetables las decisiones que toma Pizzi. Nosotros somos trabajadores y tenemos que acatar órdenes. El entrenador tuvo una charla con Luis y tomó una determinación. Es feo lo que le pasó. Con él tengo una muy buena relación, hablé poco porque cuando él se fue yo estaba entrenándome diferenciado con los médicos por un golpe en la rodilla. Más tarde charlé por teléfono y le dije que tuviera fuerzas, que no se bajonee porque el fútbol sigue. Está en nosotros disimular su ausencia adentro de la cancha.

-Si juegan como contra River, no se va a notar.

-La idea es jugar siempre así, aunque es muy complicado. Newell’s es un muy buen equipo y hay que tomar recaudos, pero sin renunciar a la idea que nos inculcó Juan, que es salir a buscar el triunfo en cualquier cancha y, más que nada, en nuestra casa.

-¿Y para cuándo el gol? -El año pasado hice dos, pero debería hacer más. Sería un lindo broche para coronar esta levantada.


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