viernes, 31 de mayo de 2013

Camilla del Señor

El Papa tiene altar-cartelera en la sala de fisioterapia. “Está presente en el vestuario”, dijo el masajista Segovia, su mentor. Bendito Boedo.

No necesitan arrimarse al Vaticano los días de audiencia pública, ni apretar play para verle la cara de pícaro que asoma de la sotana, mientras estira los tres deditos comedidos refrescando la goleada del Ciclón ante Boca. Lo tienen ahí, a disposición, cada vez que se acercan al consultorio contiguo al vestuario. Allí, desde la cartelera colmada con recortes alusivos, el Papa Francisco los bendice y acompaña en esta campaña que todavía fogonea la ilusión de título en San Lorenzo, a pesar de los seis puntos que lo separan del líder Newell’s...

El tema es así: desde que Jorge Bergoglio fue elegido Papa el 13 de marzo, se sucedieron las notas periodísticas relacionadas con su pasión azulgrana. El propio Sumo Pontífice se encargó de diseminarlo y el CASLA lo abrazó como a la fe. En la cartelera de la sala de fisioterapia, el masajista Darío Segovia siempre se encarga de colgar entrevistas o notas sobre el club y el plantel. Con la irrupción papal, sus apariciones cuervas se ganaron su espacio pero, a diferencia del resto de los recortes, no rotaron. Y, de a poquito, se transformó en un altar permanente. Hete aquí que, luego de un primer partido con Papa cuervo y ribetes milagrosos (aquel 1-0 a Colón en Santa Fe), superado un inoportuno pozo, San Lorenzo se alejó de la zona baja de los promedios, está a un paso de la Sudamericana y protege una lucecita de esperanza en el Final. ¿Cómo bajarlo de la cartelera, entonces? “Empecé a darle su espacio porque todos hablaban del club por el Papa. Ahora, después del gesto de los tres dedos por la goleada a Boca, le comenté a Bernie (Romeo) que podía estar bueno hacerle una foto para que sepa que está presente en el vestuario”, le contó Segovia a Olé .

¿Qué dicen los futbolistas? “Ya se acostumbraron. Además, muchas de las notas están relacionadas a ellos”, amplía el fisioterapeuta, creyente y de buena onda con el plantel. Es que el efecto Papa sirvió de empujón a nivel marketing y humor para la institución. Y a la hora de pujar por algún resultado o aflojar algún músculo rebelde, qué mejor que contar con el guiño divino en la camilla del Señor.

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